Activadores del Bronceado: Betacaroteno y otros
Un bronceado saludable resultará de la exposición al sol adaptada al tipo de piel, en combinación con factores activadores del bronceado que, además de favorecer el bronceado y su mantenimiento, actúan como protectores evitando el fotoenvejecimiento.
El uso de betacaroteno como “activador del bronceado” es muy popular, aunque sus beneficios no se limitan únicamente a este efecto. La exposición excesiva de la piel sin protección a la luz solar conduce a la quemadura y también a la oxidación fotoinducida, la inflamación, la inmunosupresión, el envejecimiento e incluso la carcinogénesis de las células de la piel. En este sentido, diferentes estudios preclínicos muestran que los antioxidantes dietéticos típicos, como las vitaminas C y E, o el betacaroteno, reducirían dicho daño1-3.
Tabla de contenidos
- 1 Bronceado saludable vs fotoenvejecimiento
- 2 Activadores del bronceado que nos protegen:
- 3 Betacaroteno y Bronceado
- 4 Licopeno
- 5 Cobre
- 6 Vitamina C
- 7 Vitamina E
- 8 Aceite de Espino Amarillo (contiene Omega-7)
- 9 Protector Solar con FPS (Factor de Protección Solar) adecuado al tipo de piel
- 10 Aloe Vera como “aftersun”
- 11 Referencias
Bronceado saludable vs fotoenvejecimiento
El bronceado es la forma mediante la que la piel se protege frente a los rayos ultravioleta (UV) provenientes del sol. Esto ocurre de la siguiente forma: En la dermis, la capa media de la piel, se encuentran unas células, llamadas melanocitos, que segregan una sustancia que pigmenta la piel, la melanina.
Cuando los rayos UV del sol llegan a la piel, la melanina sube a la capa superior de la piel (epidermis), donde se deposita engrosándola y absorbiendo los rayos de sol que son dañinos para la piel. Cuando la melanina entra en contacto con la radiación UV, se oxida, haciendo que la piel se torne de un tono que se asemeja al café oscuro, que es el bronceado, que variará de intensidad en función de la genética de cada individuo.
Una piel bronceada es algo adecuado a los gustos actuales. Ahora bien, no todos son conscientes de los peligros potenciales de las exposición prolongada a los rayos solares.
Un bronceado saludable procede de una adecuada exposición al sol en función del tipo de piel, combinando con factores protectores que además eviten el fotoenvejecimiento y beneficien el bronceado y su mantenimiento.
El envejecimiento prematuro de piel se desarrolla por diferentes factores externos, de los que el más importante (80%) es la exposición crónica a la radiación ultravioleta (UV) del sol y/o las fuentes artificiales de UV, como las lámparas de bronceado, por lo que también se le ha denominado fotoenvejecimiento. Estos rayos son responsables del bronceado de la piel, pero también del riesgo de quemaduras solares y cáncer.
Los primeros signos de fotoenvejecimiento son:
- Los capilares rotos en las aletas nasales, las mejillas y el escote.
- Labios frágiles que comienzan a perder un poco de color, plenitud y definición.
- Manchas pigmentadas, como pecas, lentigos solares (conocidas como manchas de la edad).
- Las arrugas alrededor de los ojos y la boca, aumentan en número y se convierten en arrugas profundas.
- La piel en zonas expuestas al sol puede padecer hematomas con mayor facilidad.
- Pueden aparecer manchas escamosas, ásperas, rojas, llamadas queratitis actínicas (relacionados con el sol). Éstas pueden ser pre-cancerosas y por esta razón requieren de un tratamiento adecuado.
Aquellas personas con pieles muy sensibles al sol, además de emplear protectores solares de muy alto factor de protección, pueden tomar suplementos nutricosméticos con betacaroteno con el fin de potenciar estas propiedades protectoras y lograr un bronceado uniforme. Sin embargo, en ningún caso se debe pensar que con estos suplementos es suficiente, por lo que no deben prescindir de su crema solar.
Activadores del bronceado que nos protegen:
Betacaroteno y Bronceado
Es muy popular el uso de betacaroteno como “acelerador del bronceado”, pero sus beneficios no se limitan únicamente a este efecto. Además de proporcionar un bronceado más rápido y duradero, protege la piel de los daños causados por el sol.
Los carotenoides, como el betacaroteno, son pigmentos vegetales que actúan como antioxidantes. Además de intensificar y prolongar el bronceado, el betacaroteno protege la piel de los radicales libres y previene el eritema o quemadura solar4.
Además de los tradicionales suplementos de zanahoria para “ponerse moreno”, ricos en betacaroteno, existen 2 alternativas aún más potentes. Por una parte están los suplementos de carotenoides obtenidos a partir del alga Dunaliella salina, que poseen la gran ventaja de aportar betacaroteno en combinación con una mezcla natural de otros carotenoides.
Otra interesante alternativa es la planta amazónica Urucum, también conocida como Achiote. Las semillas del Urucum (Bixa orellana) poseen una alta concentración de betacaroteno (300 veces más que en la zanahoria), así como de antioxidantes y luteína.
Asimismo, la investigación científica de esta especie revela la presencia de dos compuestos de gran importancia: la bixina y la norbixina. El carotenoide norbixina es un potente antioxidante que apoya la protección de las células del epitelio de la piel, frente a la oxidación inducida por las radiaciones del sol.
En definitiva, la Bixa orellana es un protector natural de la piel ante la exposición a los rayos solares dañinos y uno de los los más efectivos activadores del bronceado natural, favoreciendo la eficiencia de los melanocitos en la producción de la melanina, pigmento característico del bronceado de nuestra piel.
Dosis recomendada: de 7,5 a 30 mg de betacaroteno o 1.200 a 1.600 mg de polvo de Urucum (Bixa orellana) al día.
Para que la protección contra las quemaduras solares sea eficaz y se note el efecto favorecedor sobre el bronceado, estos complementos alimenticios se deben empezar a tomar como mínimo 3-4 semanas antes de la exposición al sol o a los rayos de la lámpara y continuar durante todo el periodo de la exposición.
Licopeno
El licopeno es miembro de la familia de los carotenoides (es un caroteno no pro-vitamínico), que se encuentra principalmente en el tomate y sus derivados (salsas, purés…), pimiento rojo, pomelo rosado y sandía.
Es un carotenoide con una poderosa actividad como antioxidante frente a los radicales libres, principales causantes del envejecimiento prematuro. El licopeno es aún más potente como antioxidante que el alfa-caroteno. No tiene actividad provitamina A, pero tiene una actividad de defensa tipo quencher frente a los radicales libres (quencher literalmente significa que apaga, esto es, desexcita o “neutraliza” dichas moléculas) dos veces más potente que el betacaroteno.
Se ha demostrado que existen concentraciones elevadas de carotenoides, como la luteína y el licopeno en tejidos expuestos a la agresión por la luz ultravioleta (UV). De hecho, el licopeno y el ácido ascórbico han demostrado un efecto dual a nivel de la dermis y la epidermis, restaurando las consecuencias fisiopatológicas del envejecimiento cutáneo.
Según un reciente estudio que apoya el potencial del licopeno para la salud de la piel, el consumo diario de una pasta de tomate rica en licopeno reduce el enrojecimiento de la piel, después de la exposición a los rayos UV5.
La pasta de tomate, que aportaba una dosis diaria de licopeno de 16 miligramos, también redujo el daño al ADN mitocondrial, una medida identificada como un marcador fiable de la exposición a los rayos UV, según los hallazgos publicados en la revista científica British Journal of Dermatology.
Este estudio apoya investigaciones que ya se habían realizado acerca de los efectos protectores del licopeno; y asegura que este agente también protege contra el daño tisular inducido por la radiación UV, según escribieron los investigadores de la Universidad de Manchester, del Salford Royal NHS Foundation Trust y de la Universidad de Newcastle.
Para la consecución del estudio se seleccionaron 20 mujeres sanas con una edad media de 33 años y de un tipo de piel definido como fototipo I/II (piel clara). Fueron asignadas al azar para recibir 55 gramos de pasta de tomate en aceite de oliva, o simplemente aceite de oliva todos los días durante 12 semanas.
De las 17 mujeres que completaron el estudio, las muestras de piel tomadas de las nalgas antes y después de las 12 semanas de intervención mostraron que, si bien no hubo cambios en el grupo control, la dosis de UV necesaria para causar enrojecimiento aumentó de 26,4 mJ/cm2 al principio hasta 36,6 mJ/cm2 después de la suplementación con el licopeno, un resultado que muestra la resistencia mejorada de la piel al enrojecimiento6.
Dosis recomendada: de 5 a 15 mg al día.
Cobre
Para producir la melanina, pigmento de la piel que nos aporta el bronceado, los melanocitos contienen la enzima tirosinasa. Esta es un enzima que contiene cobre y cataliza las dos primeras etapas de la conversión de la tirosina en melanina. Por esta razón, es importante la presencia del mineral cobre en las formulaciones que favorezcan el bronceado.
Dosis recomendada: 1 mg al día, con las comidas.
Vitamina C
La vitamina C desempeña un papel esencial en la producción de colágeno y elastina. Debido a sus propiedades antioxidantes, la vitamina C puede revertir los efectos negativos de la radiación UV en la piel1.
Por otra parte, flavonoides como los presentes en el extracto de hollejo de uva o en el de semilla de pomelo presentan poderosas propiedades antioxidantes, además de aumentar la biodisponibilidad de la vitamina C7.
Dosis recomendada: de 1 a 3 gramos de vitamina C al día, preferiblemente en combinación con bioflavonoides, para evitar el fotoenvejecimiento.
Vitamina E
La vitamina E protege las membranas celulares y se cree que juega un papel importante en la fotoprotección de la piel debido a sus propiedades antioxidantes3.
La investigación ha demostrado que la exposición UV disminuye significativamente los niveles cutáneos de vitamina E8.
Dosis recomendada: de 200 a 400 UI al día, con las comidas.
Aceite de Espino Amarillo (contiene Omega-7)
El aceite de espino amarillo (Hippophae rhamnoides) obtenido a partir de sus bayas destaca por su contenido en el ácido graso palmitoleico (un ácido graso Omega-7), que es un componente muy importante de las células de la piel9. Además, posee potencial como agente frente al envejecimiento de la piel10,11.
Un aporte nutricional de ácidos grasos Omega-7, junto con el resto de los principios activos del Aceite de Espino Amarillo ayuda a reforzar, hidratar y renovar la piel, así como a disminuir la rugosidad y aumentar la elasticidad de la piel12.
Dosis recomendada: de 500 a 1.500 mg de aceite al día, con las comidas.
Protector Solar con FPS (Factor de Protección Solar) adecuado al tipo de piel
Aunque uses suplementos de betacaroteno y otros activadores del bronceado natural que además protejan la piel, ten en cuenta que no sustituyen a un protector solar de aplicación tópica con FPS (Factor de protección Solar) adecuado a tu tipo de piel.
El FPS nos indica el tiempo que podemos exponernos al sol sin riesgo de quemaduras. Cuanto más alto es el FPS, más alta es la protección frente a los rayos solares. Por ejemplo: si una persona puede exponerse al sol el primer día 10 minutos sin tener enrojecimiento ni quemaduras, un FPS 15 utilizado adecuadamente la protegerá del sol durante 150 minutos (10×15), aunque no es tan correlativo.
Obviamente, esto variará según el tipo de piel de cada uno. Las personas con piel clara posiblemente se quemen a los 3 a 5 minutos de estar expuestos, mientras que alguien con piel oscura puede pasar 40 minutos bajo el sol sin quemarse.
Cada persona tiene que conocer su sensibilidad individual a la exposición solar y saber el tiempo que se puede exponer al sol sin riesgo de quemaduras.
Modo de empleo: Debe aplicarse el protector solar adecuado al tipo de piel (piel clara, niños…) 20 minutos antes de exponerse al sol, y debería volver a aplicarse, sin importar el factor, cada 30 minutos o cuando la piel transpire o se moje, ya que la absorción natural de la piel y el agua hacen que la acción del protector solar se diluya.
Es preferible que escojas un producto que no contenga filtro solar químico. Y menos aún en spray, ya que la toxicidad por inhalación es mucho más peligrosa.
Si optas por un protector solar físico, escoge uno que NO lleve nanopartículas.
Los filtros físicos con certificado ecológico suelen contener aceites naturales que ayudan a nutrir, hidratar y proteger la piel de los rayos UV.
Aloe Vera como “aftersun”
No sólo son importante los activadores del bronceado que, además de potenciar y mantener el bronceado, aporten protección. Recuerda que el gel de Aloe vera aplicado sobre la piel después de tomar el sol es el perfecto “aftersun”: calma y regenera. Por sus características, el gel de Aloe vera es útil para cualquier tipo de piel, aportando elasticidad, hidratación y nutrición. Gracias a su acción lenitiva está especialmente indicado para contrarrestar las irritaciones, rojeces y quemaduras, y es especialmente apropiado para después de exposiciones prolongadas a los rayos solares.
Numerosas observaciones experimentales han descrito el efecto antioxidante del Aloe Vera, relacionándolo incluso con el uso ancestral de la planta13-15.
Varias publicaciones señalan el efecto antiinflamatorio del Aloe vera, bien sea aplicado localmente como en uso interno16-21.
Modo de empleo: debe aplicarse sobre las zonas del cuerpo expuestas al sol, tras la exposición solar.
Referencias
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6. Rizwan M, Rodríguez-Blanco I, Harbottle A, Birch-Machin MA, Watson REB, Rodas LE. Tomato paste rich in lycopene protects against cutaneous photodamage in humans in vivo. Br J Dermatol. 2011 Jan;164(1):154-62.
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