Porqué tomar suplementos
Hay 2 cuestiones que numerosas personas me solicitan que les razone: porqué tomar suplementos y para qué sirven los suplementos. Para contestarlas primero será necesario enfrentarnos a otra pregunta: ¿por qué enfermamos?
Son 3 los factores que influyen decisivamente en la salud humana: por una parte está la genética, esto es, las características hereditarias y por otra el estilo de vida y el ambiente. Nada podemos hacer para cambiar nuestros genes, sin embargo, podemos hacer mucho por nuestra salud escogiendo un estilo de vida y hábitos saludables. Asimismo, cada vez más expertos coinciden en la influencia del “ambiente” sobre la salud.
Pero, ¿qué es exactamente el ambiente? Hasta hace bien poco, el término ambiente ha ido asociado a la exposición a contaminantes ambientales externos, bien en el trabajo (por ejemplo, los hidrocarburos aromáticos policíclicos) o bien en el entorno donde residimos (por ejemplo, los pesticidas como contaminantes ambientales).
Este concepto de ambiente se ha demostrado absolutamente reduccionista, ya que excluye otros factores tanto externos como internos.
Entre los factores externos debemos incluir todo tipo de toxina que entre en el cuerpo a partir del aire, el agua, o los alimentos. Por lo tanto, se deben tener muy en cuenta los hábitos de la persona (tabaquismo, consumo de fármacos, alcohol y/o drogas), la actividad física y, sobre todo, su dieta. Incluso, la contaminación electromagnética que rodea a la persona.
Pero es que, además, en el término ambiente se hacía poco énfasis en el ambiente químico interno del cuerpo, esto es, el originado por los productos químicos producidos por la flora intestinal, el estrés oxidativo, los procesos inflamatorios, las infecciones y otros procesos naturales.
Si bien es obvio que la primera acción que se debe tomar es seguir un estilo de vida saludable y evitar o reducir la exposición a dichos tóxicos, que la exposición a sustancias tóxicas cause enfermedad depende del nivel de las exposiciones y de la eficacia de los mecanismos de desintoxicación del organismo. Esto último está en parte genéticamente determinado, pero también dependerá del estado nutricional de la persona.
Es aquí donde entran en juego la dieta y la nutrición con sus vitaminas, minerales, aminoácidos, ácidos grasos esenciales y fitoquímicos. Nuestra alimentación guarda más relación con las enfermedades y con el proceso de envejecimiento de lo que se creía en el pasado.
Cada vez son mayores las evidencias científicas que confirman el papel de la nutrición como una medida auxiliar perfecta para cualquier tratamiento médico. Siempre será más fácil recuperar la salud en una persona con un sistema inmunitario sano y bien nutrido, que en un organismo enfermo y con desequilibrios nutricionales. En resumidas cuentas, se trata de apoyar la salud mediante una alimentación óptima para cada célula del organismo. Con este objetivo debemos identificar la ingestión más adecuada de nutrientes, orientada a alcanzar el mejor estado de salud posible.
Pero incluso cuando escogemos los alimentos adecuados, no siempre contienen las concentraciones de nutrientes que esperábamos encontrar. Es necesario explicar que los valores nutricionales de los alimentos en las tablas de los libros tan sólo tienen un carácter orientativo. La cantidad real contenida en el alimento que se va a consumir puede oscilar hasta en 1.000 veces con respecto a dichos valores.
La agricultura intensiva, el agotamiento de los suelos, la recogida antes de la maduración, las pérdidas nutricionales que se producen durante el transporte, el almacenamiento, el procesado y el cocinado de los alimentos son los responsables de esta enorme diferencia.
Por ejemplo, los procesos tecnológicos industriales y culinarios (como el tratamiento a temperatura elevada o la desecación mal controlada) pueden provocar daños en las proteínas. Normalmente el aminoácido más afectado es la lisina, pero también son susceptibles los aminoácidos arginina, metionina, cisteína, triptófano e histidina, entre otros.
Entre las vitaminas más sensibles a estos procesos industriales se encuentran la vitamina C (perdiéndose aproximadamente un 10% durante el proceso de congelación) y la vitamina B1 o tiamina. Incluso las verduras poco maduras a la hora de la recolección (como es el caso del tomate) llegan a presentar un 30% menos de vitamina C.
En el caso de oxidación (enranciamiento) de los lípidos se dañarán las vitaminas liposolubles (A y D), así como los ácidos grasos esenciales.
En definitiva, la contaminación ambiental, el tabaquismo, el estrés, el consumo de alcohol, la falta de descanso, el sedentarismo e incluso la ingesta de grasas trans ejercen demasiada presión sobre el organismo. Sin embargo, si nuestro medio interno dispone de un suministro adecuado de los principales nutrientes, nuestro organismo dispondrá de la ayuda necesaria para equilibrar la química interna y soportar mejor este mal trato.
Otra causa que puede modificar nuestras necesidades en estos micronutrientes es, sin duda, la interacción entre fármacos y nutrientes. Las personas que precisan tomar uno o varios medicamentos durante períodos prolongados deben saber que estos pueden aumentar sus necesidades en vitaminas, minerales y otros nutrientes (como la CoQ10, en el caso de consumo de estatinas).
Son numerosos los medicamentos que interfieren de alguna manera en la absorción y el metabolismo de distintos nutrientes; los anticonceptivos orales con el ácido fólico y las vitamina B6, B12, C y E; los antiácidos con el calcio, el fósforo, las vitaminas del complejo B y las vitaminas A, D y C; antibióticos como la tetraciclina, neomicina y el cloranfenicol con las vitaminas A, D, K y B12. La interacción del medicamento con el nutriente se produce por mecanismos diversos: dificultando su absorción, compitiendo por los mecanismos de transporte, reduciendo su transformación en formas activas o aumentando su catabolismo y eliminación.
Una forma de asegurarnos que aportamos la cantidad adecuada de nutrientes es tomar suplementos junto con las comidas, aunque estas nos parezcan equilibradas. Esto no significa que debamos conformarnos con un aporte complementario, ni mucho menos. Sin duda, el primero objetivo debe ser siempre una dieta correcta y… después viene la suplementación.
No es simplemente una recomendación para tomar dosis elevadas de suplementos: es el consejo de incorporar la cantidad adecuada, esto es, la dosis óptima en combinación con una dieta equilibrada y un estilo de vida saludable.
A diferencia de un planteamiento de mínimos, en el cual la nutrición se enfocaría más bien a evitar enfermedades carenciales (escorbuto, beri-beri, pelagra, raquitismo…), se trata de aportar la concentración nutricional necesaria para apoyar, ayudar y en definitiva optimizar el funcionamiento del organismo. Es por ello que incluso aquellas personas con una salud aparentemente buena, y que consideran tener una dieta equilibrada, pueden beneficiarse de esta optimización de los nutrientes.
Tras décadas de investigaciones, los profesionales de la salud también han empezado a reconocer los beneficios de tomar suplementos. En un estudio publicado en la prestigiosa Revista de la Asociación Médica Americana (JAMA)1, se recomienda a los adultos tomar diariamente un suplemento multivitamínico.
Esta investigación, producto de un análisis sistemático de estudios médicos, determinó que esta recomendación se basa en las propiedades beneficiosas que poseen ciertas vitaminas para preservar la salud y para prevenir dolencias importantes.
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1. Fletcher RH, Kathleen M. Vitamins for Chronic Disease Prevention in Adults. JAMA. 2002;287:3116-3129.
Muy interesante este artículo. Me gustaría solicitarles que también publiquen artículos sobre qué suplementos tomar en la artrosis y las varices.
Hola Adriana. Muchas gracias por tu sugerencia. Efectivamente en este blog vamos también a publicar artículos sobre qué suplementos pueden ser los más indicados en distintas condiciones como la artrosis, los problemas de circulación, la salud y belleza de pelo, piel y uñas…